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Declaratoria

  

6o Congreso

Encrucijada del México Rural:
Contrastes Regionales en un Mundo Desigual

Veracruz, Veracruz, 22 al 26 de octubre de 2007

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



Mientras un pequeño sector privilegiado y vinculado a los mercados mundiales concentra los beneficios de este modelo, la mayoría de la población y millones de pequeños productores enfrentan sus efectos más negativos, al ver amenazadas día a día las estrategias que garanticen su subsistencia y sometiéndose a procesos más profundos y complejos de desigualdades sociales, económicas, de género, culturales y políticas que constituyen cada vez más un obstáculo para avanzar en el bienestar, crecimiento económico y en el establecimiento de formas democráticas de participación. Los efectos de este modelo excluyente se observan en la concentración de los recursos y la riqueza y en la caída de la producción nacional con la creciente dependencia de las importaciones de alimentos.

A esto se añade el impulso mundial a la producción de agrocombustibles, que ya ha impactado los precios internacionales del maíz, y repercutido en severos incrementos al precio de los alimentos básicos. El modelo tecnológico se ha impuesto sin considerar los efectos ambientales, que incluyen la pérdida de importantes recursos naturales, destrucción de bosques, contaminación de aguas, pérdida de la biodiversidad, y con ello la amenaza de la desaparición de culturas ancestrales.

Entre otros efectos, destaca la migración de cientos de miles de hombres, mujeres y cada vez más niños, quienes tienen como única opción, salir de sus lugares de origen en busca de medios para ganarse la vida, aún cuando las condiciones de la migración ponen en riesgo sus vidas y aquellos que logran pasar las barreras migratorias transnacionales y el racismo antimexicano, se enfrentan a un mercado laboral hostil, en el cual se generan espacios propicios para la violación de sus derechos humanos.

Las políticas compensatorias que se aplican como base de la denominada política social, operan como un paliativo para la pobreza, que lejos de amortiguar la falta de apoyos productivos y de inversión o de reflejarse en condiciones de bienestar, han servido para facilitar la migración.

Los programas de educación para los jóvenes del campo, y particularmente para la población indígena, están lejos de contribuir a la valoración de lo propio y a incorporar lo mejor del conocimiento universal para la solución de los problemas. Tampoco sirven para facilitar un diálogo intercultural tan urgente en nuestra sociedad, que nos permita desde una visión histórica debatir un proyecto de futuro basado en la equidad y la justicia.

Reconocemos que a lo largo de estos años han surgido múltiples expresiones sociales de resistencia frente al modelo y sus efectos; desde experiencias que se desarrollan a nivel local, movimientos que demandan cambios profundos y acciones sociales que exigen la garantía de los derechos civiles, económicos, sociales, culturales y políticos para la población.

 

Reconocemos la justeza de las demandas de los pueblos indios y consideramos que un cambio fundamental de su situación basado en el reconocimiento de sus derechos y en la valoración de su aporte productivo, cultural y económico a la sociedad, debe ser prioridad nacional.
Hay también a lo largo del campo mexicano múltiples evidencias del esfuerzo que hombres y mujeres realizan para enfrentarse a condiciones tan adversas y a continuar produciendo mediante prácticas que buscan el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, la conservación de las variedades locales, de las semillas y la agrobiodiversidad mesoamericana.

Sin embargo, enfrentan serias dificultades para mantener estos esfuerzos ante la burocracia y apatía gubernamentales, o ante sus abiertas acciones para facilitar el despojo de los recursos y el saqueo de la naturaleza en manos de ejidos y comunidades.

ANTE ESTE ESCENARIO, LOS ASISTENTES AL VI CONGRESO DE LA AMER SE PRONUNCIA POR :


• Demandamos el establecimiento de una nueva estrategia nacional por la soberanía alimentaria y el derecho a una alimentación sana, por la sustentabilidad ambiental, la equidad y la justicia para el campo mexicano.

• Exigimos la renegociación del TLCAN en su capítulo agropecuario y la suspensión de la apertura total a las importaciones de maíz, frijol, leche y azúcar programada para el 2008.

• Convocamos a apoyar la Campaña Nacional en Defensa de la Soberanía Alimentaria “Sin maíz no hay país”, por la reactivación del campo mexicano.

• Hacemos un llamado al legislativo mexicano a revisar el marco legal para el campo (como la ley federal de producción, certificación y comercialización de semillas y la ley de bioseguridad) poniendo por delante la soberanía nacional sobre el interés de un pequeño grupo de empresas trasnacionales.

• Exigimos completa regulación y vigilancia para evitar la experimentación e introducción comercial de organismos genéticamente modificados, en especial para el maíz.

• Nos pronunciamos por una política que reconozca y compense a las y los productores del campo, especialmente a los indígenas, por la custodia del agua, la diversidad biológica y la agrobiodiversidad que han hecho de nuestro país una región megadiversa a nivel mundial.

• Nos pronunciamos por el impulso a una política educativa y de investigación que se apoye en los conocimientos de las y los campesinos e indígenas como base para la búsqueda de alternativas que nos permitan enfrentar los severos problemas nacionales, regionales y locales. En lo relativo a la educación para jóvenes del campo demandamos inversión en infraestructura y personal docente, así como incorporar las nuevas tecnologías educativas.

• Demandamos que se garantice el derecho de los pueblos originarios a medios de comunicación propios en los términos establecidos constitucionalmente.

• Demandamos al Estado mexicano la defensa integral de los derechos y la dignidad de los migrantes mexicanos en el extranjero y el respeto para los migrantes de otros países en tránsito por el nuestro.
Llamamos a la sociedad en general a sumarse e estas demandas y a apoyarlas por todas las vías y en todos los espacios.

 

Comité Ejecutivo Nacional:
Presidenta: Dra. Martha Judith Sánchez Gómez, IIS UNAM

Vice Presidenta: Dra. Isabel Mora Ledesma, El Colegio de San Luis; Secretario: Dr. Jorge Morett Sánchez, Universidad Autónoma Chapingo;
Tesorero: Dr. Boris Marañón Pimentel, IIEc UNAM.

Vocales: Dra. Yolanda Castañeda Zavala, UAM Azcapotzalco;
Dra. Beatriz Canabal Cristiani, UAM Xochimilco; Dra. Verónica Vázquez García, COLPOS; Mtro. Carlos Tejeda Cruz, UNACH, Dra. Sylvia Gijón Ruiz, UABJO; Dr. Ricardo Pérez Avilés,

Nos enfrentamos a un escenario sumamente preocupante como resultado de las condiciones desfavorables en que se ha dado la inserción de la economía nacional en la globalización trasnacional. El primero de enero de 2008 con el inicio de la nueva fase del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se pretende consumar la apertura comercial definitiva para el maíz, frijol, leche y azúcar, sin importar que con ello se acentúen las críticas condiciones sociales, económicas, culturales y políticas que hoy se viven en el campo mexicano. Esto es resultado no sólo de la falta de voluntad política para enfrentar los problemas de las sociedades rurales y particularmente para llevar a cabo la renegociación favorable del TLCAN sino de la continuidad de una política pensada e instrumentada para favorecer a un pequeño grupo de empresas trasnacionales y a sus socios locales, promovida por gobiernos comprometidos con el modelo neoliberal, gobiernos con escasa credibilidad en amplios sectores de la población

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