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Seminario

  

2010

    

BIOTECNOLOGÍA Y BIOSEGURIDAD
Mitos y Realidades del Medio Rural del Siglo XXI

 

 

Justificación y Convocatoria

 

El desarrollo de la nueva biotecnología generó problemas inéditos en la producción alimentaria y las cuestiones ambientales. Por ello, existe la necesidad de estudiarla desde la investigación interdisciplinaria, tanto para avanzar en el conocimiento del fenómeno como para instrumentar políticas de regulación y acciones sociales diversas. Hablamos de nueva biotecnología refiriéndonos a los descubrimientos científicos[1] que dieron origen a la ingeniería genética, la cual permite manipular la información hereditaria de los seres vivos de una manera nunca antes vista en la historia humana. A partir del primer descubrimiento de la cadena de ADN, las investigaciones condujeron a la posibilidad del “diseño” en laboratorio de nuevos seres vivos, lo cual llevó a la aparición de los primeros organismos genéticamente modificados (OGMs) en los años ochenta del siglo pasado. A partir de ahí se sucedieron nuevos avances científicos con aplicaciones básicamente en la medicina, la industria petroquímica, la restauración ambiental, la agricultura y, más recientemente, la energía.

 

De esas innovaciones la que ha causado más polémica es la aplicación en la agricultura, puesto que liberar la siembra de las nuevas plantas transgénicas[2] al medio ambiente implica riesgos a la salud y a la biodiversidad, sobre todo en los centros de origen y diversidad de cultivos importantes, si bien también pueden existir ventajas. Por lo anterior se ha hecho necesaria la evaluación de riesgo caso por caso, que conlleva retos importantes para la regulación de estos nuevos organismos, en la cual la participación social es crucial.

 

Lo anterior sucede en un contexto donde las políticas neoliberales tomaron auge a partir de los años ochenta, de manera que la nueva tecnología agrícola ha comenzado a expandirse en medio de la privatización, donde la ausencia de un Estado que regule en bien del interés público se ha hecho notar. La privatización y la mencionada carencia de regulación estatal ha generado que sean las grandes corporaciones agrobiotecnológicas las que presionen constantemente para imponer sus intereses en cuanto a la siembra de cultivos transgénicos, puesto que han realizado grandes inversiones en la obtención de estos nuevos vegetales. Paralelamente, a partir de los noventas es clara la presencia de un nuevo movimiento social, tanto en México como en otros países, que se opone a la siembra y consumo de estas plantas. Esta situación se debe a que los riesgos y ventajas aún no han sido demostrados contundentemente y son diferenciados de acuerdo al ecosistema y la situación socioeconómica de que se trate, por lo que se impone la evaluación caso por caso.

 

Los problemas brevemente enunciados se tornan más agudos a partir de la crisis sistémica generalizada que se desata en el 2008, específicamente las crisis alimentaria y ecológica, que han cuestionado la forma convencional de producción alimentaria como causante en buena medida tanto de la escasez y carestía de los alimentos como del deterioro ecológico. Otro aspecto que la crisis genera es el energético, en el cual la aparición de los biocombustibles vino a complejizar aún más el análisis de las implicaciones sociopolíticas, económicas y culturales de la biotecnología y genómica agrícolas.

 

En México se ha dado una fuerte polarización en la polémica sobre la conveniencia o no de la siembra liberalizada de cultivos transgénicos. Esto es especialmente agudo en el caso del maíz, dado que es el alimento principal de la población, el territorio es centro de origen y existe un importante patrimonio en el conocimiento y la conservación in situ que hacen los campesinos de autoconsumo de las diversas y abundantes variedades nativas. Paralelamente, las grandes corporaciones cada vez presionan más para sembrar maíz transgénico en México libremente[3], mientras que la regulación a favor del interés público se complica en medio de la crisis sociopolítica que vive el país. A la vez, la ciencia y tecnología nacionales, que podrían dar respuestas adecuadas a nuestras condiciones para el uso de la nueva tecnología, son insuficientes y han sido castigadas por las políticas recientes, al destinarles escaso financiamiento. Todo ello en medio de las ruinosas condiciones de la producción agrícola, la situación de miseria, violencia y descomposición del tejido social que impera en muchas regiones, y la pérdida de la autosuficiencia alimentaria.

 

Es por los problemas señalados que la Asociación Mexicana de Estudios Rurales ha considerado conveniente organizar un seminario sobre el tema, dado que es necesario tanto formar capacidades en el país al respecto como brindar información fidedigna y lo más objetiva posible sobre la situación de la biotecnología y la bioseguridad en el país.

 

Objetivos

1. Conocer los avances de la biotecnología de punta en la agricultura
2. Analizar los aspectos de bioseguridad de la biotecnología y genómica agrícolas
3. Reflexionar sobre el papel de la sociedad en cuanto a esta nueva tecnología

 

Dirigido a

Investigadores y profesionales miembros de instituciones públicas y privadas, de organismos internacionales y de organismos civiles, vinculados a la problemática.

Estudiantes de posgrado y licenciatura.

Trabajos de Expositores

  
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